lunes, 27 de diciembre de 2010

Café.

Ella se sienta en su mesa de siempre. Pide un café Moca como cada viernes. Observa la puerta impaciente. Llega tarde. Son más de las siete y Él aún no ha aparecido ¿Dónde está? Decide sacar su libro favorito y continuar con su lectura. Corazón de tinta. Alza la vista para comprobar que Él aun no a echo su entrada. Las amigas de Ella pasan de largo observando a su angustiada amiga. Baja la vista de nuevo al libro y continúa leyendo. Su corazón late a una velocidad imposible. Entonces alguien la da un ligero golpecito en el hombro con el dedo. Ella se gira. Es Él. Llevaba meses esperando a que se fijara en ella. Algo falla, no están sus colegas. Ha venido solo. ¿Dónde está su skate? No importa. Decide guardar el libro en el bolso con las manos temblorosas y le sonríe. Él, sin pedir permiso, se sienta frente a ella y da un sorbo de su café.
-Ese es mi café –protesta Ella haciendo pucheritos.
-Nuestra cita, nuestro café.
-¿Dónde has visto que la chica pague en la primera cita?
-No me gustan los tópicos –dice Él con aires despreocupados.
-No me gusta que llegues tarde –protesta Ella.
-No sabía si te encontraría aquí.
-Claro que lo sabías, me ves aquí sentada viernes si y viernes también.
-¿Preocupada por mi retraso?
-Mucho.
-¿Celosa tal vez? –dice Él mordiéndose el labio.
-No.
-¿Segura? –dice Él alzando su ceja derecha.
-Soy más guapa que todas tus amiguitas.
-Egocéntrica.
-Mucho.
-Me encanta.
-Bésame.
-Pensé que no me lo pedirías nunca.
Y entonces ocurrió Él se inclinó sobre la mesa de la cafetería. Sus labios y los de Ella se rozaron con suavidad. Un escalofrío recorrió la espalda de ambos. Se besaron. Se dejaron llevar por el espíritu de la Navidad y la magia del momento. Él y Ella no necesitan nombres. Son dos espíritus libres. Dos almas que se complementan.
Att:Shines

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